lunes, 17 de marzo de 2014

APRENDER A ENTENDER Y EXPRESAR EMOCIONES

  Comprender nuestras propias emociones y las de los demás, no es una tarea banal. El no comprendernos a nosotros mismos, a nuestros familiares o amigos, puede afectarnos en nuestra vida académica y profesional, de manera significativa.


  La ansiedad, el aburrimiento, o el miedo, son emociones que pueden provocar efectos negativos. Así también, la excesiva relajación o excitación, y la total confianza en uno mismo, pueden generar tanto consecuencias positivas como negativas. Por ello, es importante comprender lo que ocurre en nuestra mente, y así ayudarnos a nosotros mismos y dejarnos aconsejar. Igualmente, si comprendemos lo que ocurre en los dominios mentales de los demás, podemos proporcionarles beneficios, asesorando en buena medida para sus tomas de decisiones.

  En añadido, comprender nuestros sentimientos y los de los demás, puede proveernos de gran aprendizaje social y emocional, haciendo que nuestra respuesta ante acciones que se repitan, sea más positiva en consecutivas ocasiones.

  Todos sabemos que el positivismo es una cualidad innegablemente buena. Sin embargo, aplicar la teoría a la práctica, nos resulta un trabajo menos sencillo. Por ello, he aquí unas ideas para poder comprenderse uno mismo y entender a los demás.
La mayoría de las veces, las palabras no son la fuente de información más adecuada. Quizás porque ni nosotros mismos sabemos expresarnos oralmente, quizás porque los demás no sepan hacerlo. La mejor manera de comprender los sentimientos de otra persona, es mirándoles a la cara, chequeando su forma de andar, o fijándonos en su mirada. Así determinaremos si están tristes o animados, si están relajados o ansiosos...
Por otro lado, para comprendernos a nosotros mismos, quizás nos sirva escribir en un papel unas palabras, o mejor aún dibujar en él, según los pensamientos que pasen por nuestra cabeza. Sin embargo, siguiendo la ventana de Maslow, tal vez un buen ejercicio para entender nuestra mente, sea poner en común lo que pensamos nosotros mismos sobre nuestras acciones y lo que piensan los demás de ellas.

  Si al realizar estas actividades, sentimos que sabemos expresar nuestras impresiones sobre nuestros sentimientos, ya tenemos todo hecho. En caso contrario, lo primero que debemos hacer, es reconocer que no sabemos cómo hacerlo. Una vez reconocido el problema, tendremos la solución en nuestra mano. Debemos identificar nuestras emociones. Expresamos muchas veces el dolor con ira, o la tristeza con ansiedad, y por ello, no recibimos de los demás lo que esperamos. 

  Tanto entender a los demás, como expresarnos nosotros mismos, es muy positivo. Los especialistas aconsejan expresarse en el momento en que se produce la emoción. Es decir, si tienes rabia por algo que te ha sucedido, no dudes en meterte a una clase de boxeo o similar en el gimnasio. Si estás triste, no dudes en llorar. Cuando se da la emoción, es el mejor momento para expresarla, de esta manera, no la acumulamos, ni la olvidamos, ni la confundimos con otro sentimiento.
Y al igual que afrontamos las malas sensaciones, expresándolas en el momento, también debemos hacerlo con las buenas. Como ya hemos dicho, expresar cualquier emoción es algo positivo, además de sano. Sobre todo si de reír se trata. Lo mejor que se puede hacer, es no reprimir nada, y en cualquier caso, expresarlo de la mejor manera posible. Todos sabemos, que expresar la ira con los demás no es correcto, pero irte a un lugar alejado de cualquier ser humano y gritar, es completamente correcto.

  Un saludo a tod@s.

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